La Décima Revelación de James Redfield

Manteniendo la visión

La décima revelación es la comprensión de que a través de la historia, los seres humanos han estado inconscientemente luchando para implementar ésta “vivida” espiritualidad en la tierra. Cada uno de nosotros viene con una misión, y mientras llevemos este entendimiento a la conciencia, podemos recordar una visión más completa de nacimiento de lo que queríamos lograr con nuestras vidas. Además, podemos recordar una visión mundial común de cómo todos trabajaremos juntos para crear una nueva cultura espiritual. Sabemos que nuestro reto es mantener esta visión con la intención y la oración cada día.

Extracto del libro:

“Esta segunda parte es, al igual que La Novena Revelación, una parábola de aventura, un intento por ilustrar la transformación espiritual continua que está produciéndose en nuestro tiempo. Mi esperanza con los dos libros fue transmitir lo que yo llamaría un cuadro de consenso, un retrato vívido de las percepciones, sentimientos y fenómenos nuevos que vienen a definir la vida cuando estamos a punto de entrar en el tercer milenio.
Nuestro principal error es, en mi opinión, pensar que la espiritualidad humana ya está comprendida y establecida. Si algo nos dice la historia, es precisamente que la cultura y el conocimiento humano evolucionan de manera constante. Sólo las opiniones individuales son fijas y dogmáticas. La verdad es más dinámica y la gran alegría de la vida radica en que nos dejemos llevar, en que encontremos la verdad especial que nos corresponde reconocer y, luego, observemos la sincronicidad con la cual la verdad evoluciona y adquiere una forma más clara, justo cuando hace falta para hacer impacto en la vida de alguien.
Juntos, estamos yendo a alguna parte; cada generación construye sobre los logros de la anterior, destinada a un fin que apenas podemos recordar vagamente. Todos estamos en el proceso de despertar y abrirnos a quiénes somos en realidad y qué venimos a hacer, lo cual constituye en general una tarea sumamente difícil. No obstante, estoy convencido de que si integramos siempre lo mejor de las tradiciones que encontramos antes que nosotros y tenemos presente el proceso, cada desafío a lo largo del camino, cada irritación interpersonal puede superarse con un sentido de destino y de milagro.
No quiero minimizar los enormes problemas que todavía enfrenta la humanidad, sino sólo sugerir que cada uno de nosotros, a su modo, está involucrado en su solución. Si nos mantenemos atentos y reconocemos el gran misterio que ese esta vida, veremos que hemos sido colocados en el lugar indicado, exactamente en la posición correcta… para cambiar el mundo.” J.R. – Primavera, 1996

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