Nunca te sientas justo ni pretendas estar en lo cierto, no te aferres a esta idea. Y no pienses que los demás están equivocados, porque las dos cosas van juntas, si sientes que estás en lo cierto siempre estarás descalificando a los demás y pensando que la otra persona está equivocada. No descalifiques a nadie ni te alabes a ti mismo; de lo contrario, te equivocarás. Acepta a la gente como es. Eso es lo que son y ¿quién eres tú para decir si está bien o mal? Si están equivocados sufren y si están en lo cierto son dichosos. Pero ¿quién eres tú para criticarlos?
Tu crítica aumenta tu ego. Por eso la gente habla tanto de lo que los demás hacen mal, porque les produce la sensación de estar haciendo las cosas bien. Si alguien es un asesino eso les hace sentirse bien: «Yo no soy un asesino; por !o menos no soy un asesino».
Si alguien es un ladrón ellos se sienten bien: «Yo no soy un ladrón». Y así sucesivamente, mientras tanto, su ego se va fortaleciendo. La gente habla de los pecados de los demás, de los delitos de los demás y de todo lo malo de la vida de los demás. La gente no hace más que hablar de eso. Lo exageran y lo disfrutan... así sienten que «yo soy bueno». Pero esta sensación pronto se convertirá en una barrera.
Sé compasivo, sé inteligente y amoroso. Mira a los demás sin juzgarlos. Y nunca empieces a sentirte una persona recta, ni empieces a sentir una especie de santidad. No te conviertas en «Su santidad». Nunca.
Mantente común; no seas nadie. Y en ese no ser nadie llega el último huésped... en ese no ser nadie tú te conviertes en el anfitrión.
Osho
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