“Una vez miras hacia dentro, la meditación ha empezado. La meditación implica la capacidad de estar alegremente solo, la capacidad de estar feliz contigo mismo, la capacidad de estar en compañía de ti mismo. Estar contigo mismo es meditación. No hay necesidad del otro para estar en meditación, la alegría de la soledad, no la tristeza del aislamiento, es meditación: …y encuentras alegría en la quietud de la meditación.
La meditación en Oriente no es lo que se entiende en Occidente. En Occidente, la meditación significa contemplación: meditar sobre la divinidad, meditar sobre la verdad, meditar sobre el amor…
La meditación en Oriente tiene un significado totalmente diferente, justo lo opuesto de lo que significa en Occidente. La meditación en Oriente significa que no hay ningún objeto en la mente, ningún contenido en la mente, no meditar sobre nada, sino soltarlo todo: neti, neti, ni esto ni aquello. La meditación te está desocupando de todo contenido. Cuando no hay ningún pensamiento moviéndose dentro de ti hay quietud; esta quietud es meditación. Ni siquiera una pequeña ola surge en el lago de tu conciencia, ese lago silencioso, completamente quieto, eso es meditación. Y en esa meditación sabrás qué es la verdad, sabrás qué es el amor, sabrás qué es la divinidad”.
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